Yo fui a EGB by Javier Ikaz & Jorge Díaz

Yo fui a EGB by Javier Ikaz & Jorge Díaz

autor:Javier Ikaz & Jorge Díaz [Ikaz, Javier & Díaz, Jorge]
La lengua: spa
Format: epub, mobi
Tags: Ensayo, Humor
editor: ePubLibre
publicado: 2013-11-01T04:00:00+00:00


«Hay que meter la cinta con cuidado para que no se enganche. Me han dicho en la tienda que hay que limpiar los cabezales y rebobinar siempre…».

Pero ya no le hacemos caso porque, nada más poner la cinta, la pantalla ha empezado a proyectar unas letras en la que te advierten que no se puede copiar y hacer negocio con el contenido, blablablá. El fondo se pone azul y en letras grandes aparece el título de la película. Autorizada para todos los públicos. Y de pronto empiezan a anunciarse otras. Esos anuncios se llaman tráilers o algo así. Y justo cuando va a empezar la película… Bueno, ya vemos que funciona. «El sábado la veis».

Pero ¿cómo quiere que esperemos al sábado? No dejamos de mirar el vídeo, como si fuese un platillo volante que hubiese bajado al salón. Tengo ganas de decirles a todos que tenemos un Beta en casa, y que el sábado voy a ver una película de Bud Spencer. Me imagino la cara que pondrá Raúl… Mañana, cuando salga de clase, en lugar de ir al parque a jugar, voy a entrar en el videoclub de abajo. Para ir mirando qué películas puedo alquilar el sábado. Igual hago una lista.

¡Qué difícil es concentrarse en clase! No dejo de pensar en el vídeo y en las películas que quiero ver. He empezado con la lista: pelis de Chuck Norris, de los Kung Fu kids, de Bruce Lee, hay uno que no me acuerdo del nombre pero que lleva bigote y se apellida Bronson o algo así, alguna de risa, de miedo, claro…

Entrar en el videoclub es como entrar en el paraíso. Varias baldas de madera repletas de fundas de películas, con cartelitos hechos a mano donde indican cuáles son Beta, VHS o 2000. La mayoría son Beta. ¡Bien! Y empiezo a mirar y es un mareo. Pelis de acción, de miedo, de risa, obras de teatro de Lina Morgan, de esas que cantan y que le gustan a mamá (no sé por qué les llama revistas, si son obras de teatro). Allí hay de todo. Miro y remiro, toqueteo las carátulas, leo los argumentos (al parecer se llaman sinopsis), repaso cuáles puedo ver y cuáles son para mayores (por lo general las más interesantes). También están las porno, en las baldas más altas, donde a veces se pierde la mirada con más vergüenza que curiosidad. El precio es un poco caro: 250 pesetas las antiguas y 300, las novedades. No sé yo si papá va a querer alquilar una todas las semanas. Menos mal que también venden cintas para grabar de la tele. Voy a grabar dibujos y las películas del sábado después de comer, que son las mejores.



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